lunes, 23 de mayo de 2011

Pequeña Rapunzel

Oh bonita princesita                                  
de ojos como los del mar                         
deja caer tu melena                                               
que tan dorada está.                                 
Treparé hasta tu balcón                            
para oir tú cantar                            
y cerrando la mirada                                  
me permitirás volar.                                    
De esos labios escarlatas                                     
un beso quiero robar                                 
y de esa piel bronceada                            
una caricia derramar.            

BAILES DE MEDIANOCHE

Nuestras manos se unieron y la lenta música empezó a sonar. Se podía distinguir un dulce violín y un suave piano. Notaba tu cuerpo rozando el mío y nuestras miradas unidas por un largo y transparente hilo. Cada respiro, cada parpadeo, cada paso, nos llevaba a un lugar distinto. Te acercabas cada vez más, hasta que note tu labio acariciando al mío. Aquello me produjo una nueva sensación que nunca antes había experimentado. Me sentía feliz, viva, cómoda…  Cuando dejaste de besar mis labios, me miraste y con una tierna voz, en el oído me susurraste un “te quiero”. Entonces me deje besar por segunda vez y me perdí en un mundo, mi mundo, nuestro mundo. Y es que no hay nada mejor en esta vida que crearse un universo, en el que eres el protagonista, en el que todo transcurre de forma acompasada y que al llegar un momento puedes mostrarle tu creación a un ser; sea un familiar, un amigo o simplemente, un amor.

CORINNA